Un paseo por Meetic

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meetic logoPuesto que me resulta difícil romper el hielo con las mujeres, por más que una de ellas me guste mucho, he probado a crear un perfil en Meetic y ver qué pasa; si encuentro el amor o qué…

Es cierto, sí, que en tres días he tenido más de seiscientas visitas, pero no es menos cierto que, a pesar de mis denodados esfuerzos enviando correos y mensajes de chat, solo he sido capaz de hablar con diez 0 doce mujeres; de las que siete u ocho eran rusas, rusos, o vete tú a saber de dónde, que solo buscan engatusarte con sus hermosas fotografías para que contactes con ellas por medio del correo electrónico ordinario – no controlado por Meetic – y algunas para, pensando que eres tonto del culo, que lo hagas por medio de su enlace personal a otra web de contactos de dudosa reputación…

En uno de los casos en los que pude hablar con una mujer que no tenía un negocio, fue con una preciosa chiquilla de veintiséis añitos para abroncarme porque yo la había llamado “amor” sin conocerla y para, ya que estaba, recordarme que yo tengo cuarenta y cinco tacos y no tengo derecho a soñar; supongo…

Luego está el sistema virtual de hacer la cobra, que consiste en añadirte a la lista negra, con la connotación peyorativa que esa frase conlleva: solo sirve para hacer daño que, después de escribirle tú un correo con tus mejores deseos, una mujer te añada a su lista negra para que no la puedas escribir más… ¡Hay que joderse…! Le podían haber puesto un nombre algo más condescendiente como, por ejemplo: “Fulanita ha decidido que no le apetece chatear con un muerto de hambre en este momento”

En fin, si uno no es capaz de relacionarse con las mujeres en su hábitat natural, que no espere tenerlo más fácil en Meetic si no da el perfil de un piloto de Emirates o de George Clooney…