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El Partido Popular ganó por goleada las elecciones de noviembre de 2011 gracias a los votos de los crédulos que fueron impelidos por la coyuntura económica española y mundial.
Pero, hete aquí que dicha coyuntura cambió tan deprisa como los dirigentes del Partido Popular nos habían prometido en campaña: que la prima de riesgo iba a bajar nada más llegar ellos al gobierno, que iba a bajar el paro, que España iba a estar a la cabeza de la economía mundial…
Y, aprovechando que el Pisuerga no pasa por Torrelavega, desoyéndose a sí mismos, porque cumplir, lo que se dice cumplir, no han cumplido ni una de sus promesas electorales – al menos las que les hicieron a sus votantes, puede que las hechas a otros sí – están entrando a saco en aquello que no nos preocupa tanto a la mayoría del resto de España:
El aborto o la ley de seguridad ciudadana, por ejemplo…
Es que, como no tienen fuerza moral para ganar unas elecciones con esas promesas en su ideario, se amparan en la nocturnidad a la que están acostumbrados para pergeñar leyes represivas contra las libertades civiles y personales de los ciudadanos y ciudadanas de España.