Estoy viendo en la tele a @Susana Griso y compañía y acaban de entrevistar a una mujer joven en un pueblo a cincuenta kilómetros de Madrid, sobre el valor de su casa, su hipoteca, plusvalías, etc.
Entre otras cosas, (que compró a cincuenta kilómetros de Madrid, que no hay transporte público ni servicios), se queja de que se ha devaluado el valor de la vivienda en ciento veinte mil euros desde la primera tasación, (la que le interesaba a ella y al banco), y la nueva tasación, (que solo le interesa al banco)…
Ahora, deseosa de vender para irse a vivir a otro sitio mejor comunicado y más cercano a su trabajo, admite que de vender al precio actual aún le quedaría una hipoteca de cincuenta mil euros por lo que no lo hará si no es al precio de más de doscientos mil euros, para salir airosa del paso…
Y yo digo:
- No se dio cuenta de la distancia a Madrid cuando compró la vivienda…
- No se fijó en que no había autobuses ni supermercados…
- No pensó que estaba pagando un dineral en un pueblo perdido del mundo…
Y, lo más importante:
Ahora que se ha dado cuenta de su error, entiende como algo normal que haya alguien deseoso de quedarse con sus deudas por algo que no vale ni la mitad, alguien más tonto que ella, obviamente…