La ponzoña que corroe España desde dentro, hedionda y putrefacta, parece que va a ser su propio antídoto, porque con el paso del tiempo ha ido calando tanto en la ciudadanía que ésta ha terminado por volverse inmune a sus efectos colaterales: corrupción, mentira y autocomplacencia.
La clase política, y digo clase con toda la peyoratividad que se me ocurre sin usar palabras peor mal sonantes, calumniosas y obscenas – de esas que el ministro facha del interior de España quiere leer en Twitter para cuando va a pedir consejo al valle de los caídos – la clase política, digo, en su ceguera, sordera y falta de conectividad neuronal, hace oídos sordos al rumor de la tormenta que se acerca y ningunea a ese Millón y Pico de personas que votaron a Podemos haciendo suyo su discurso, por muy bolivariano que sea para algunos que no se han leído con objetividad su programa electoral para las europeas de 2014…
Es cierto que yo no estoy de acuerdo con todo lo que en él se dice, tampoco es que importe mucho, pero, así y todo, estoy más cerca de él que del panfleto ultraliberal de cabecera de los ministros Montoro, alias Montrolo, y De Guindos. También estoy más cerca del programa de Podemos en lo que respecta al otro ideario del Partido Popular, el ultracatólico y facha de los ministros Gallardón y Fernández Díaz.
En definitiva, lo que se venía pudriendo desde hace años, ya fuera con gobiernos Socialistas dirigidos por derechosos o con gobiernos de derechas dirigidos por otros derechosos, ha acabado apestando tanto que ya no hay forma de limpiarlo, solo se puede reciclar y sustituir por algo nuevo, limpio y honrado.