Ser libre no es solo el derecho inalienable de moverse con libertad, sino que también es una cuestión moral.
Afecta a nuestras convicciones, ideales y pensamientos. A nuestra percepción de la amistad o el amor. A nuestro comportamiento humano.
Por eso no puede decirse que alguien lo es solo porque va de un sitio a otro sin encontrar obstáculos o trabas burocráticas: fronteras, aduanas, etc. Puede parecer que es una persona libre, incluso puede que se lo crea; pero no hay libertad sin soledad, porque si hay más de un interés personal ha de haber un límite más o menos bien definido entre ellos, para que haya convivencia y por tanto su libertad queda restringida por la de los demás.