– Tiene hambre, señor; y frío…
– ¿Hambre, dices? Eso no es posible, nos ocupamos de que así no sea. Además, las estadísticas afirman que no hay niños hambrientos en nuestro mundo, que son felices, y, por Dios, que no pasan frío.
¿Es que no me crees? Por tu gesto me lo parece. Lee la prensa, oye la radio, ve la televisión, ellas te lo dirán; no pueden mentir.
– Le creo, señor, solo miente aquél que sabe que lo es, el resto solamente informa.