El estado islámico

Al-Ándalus

El estado islámico, o cómo prevalece la estupidez inhumana sobre la sabiduría humana…

Yo creía que ya lo había visto todo, en cuanto a la falta de sentido común y la zoquetería humana, pero desde que el estado islámico llena los telediarios con todo lo concerniente a él y sus iluminados dictadorcillos, vuelvo a sorprenderme día tras día…

  • Jóvenes, otrora inteligentes y cultas, maestras de escuela, que se tapan con una tela negra desde la cabeza hasta los pies para irse a Siria a servir como esclavas a un animal baboso y repugnante lo que les quede de vida, por llamarle algo…
  • Jóvenes, hombres esta vez, que se van al fin del mundo para aparecer como diablos asesinos en televisión mientras blanden sus afiliados, eso seguro, cuchillos sobre la garganta de alguna desafortunada e inocente persona que va a pagar por los males que aquejan la mente de sus captores.

La publicidad del estado islámico, bien pergeñada por sus editores y emitida de forma gratuita por los medios internacionales, nos muestra el delirante reflejo del infierno en la tierra al que todos estamos abocados si los gobiernos del mundo no aceptan sus extravagantes peticiones como la de recuperar Al-Ándalus, por poner un ejemplo…

Cómo será, intuyo, que hasta Al Qaeda cree que el estado islámico es demasiado brutal en sus acciones y no le presta apoyo ni credibilidad para con sus propias peticiones, alucinantes también para una persona normal, del montón, como yo mismo; pero no tanto para ella y sus propios locos.

Es triste tener que admitir que la única solución para lograr acabar con el estado islámico, no tanto contra Al-Qaeda, porque ésta se expone menos al ser muy compartimentada, la única solución, digo, sea la que implica el uso de la violencia, con sus daños colaterales, a saber: mujeres, niños y ancianos masacrados por error en hospitales, escuelas, mezquitas y casas particulares…

Dicho lo anterior, no lo admito, pero ¿cómo detenerlo…?

Si no se hace nada continuarán las brutalidades y las estupideces en su nombre, incluyendo las mencionadas esclavas y esclavos, y si se acaba con él se le dan alas a Al-Qaeda para seguir trabajando en la sombra,

pero con la misma mala baba de siempre, la baba del diablo, sin duda.