Lo malo de los discursos del rey, ya sea Felipe VI, Carlos V, Rodolfo IV o dictador III, es que son totalmente previsibles y anticipables, por eso yo prefiero ver las campanadas con alguna moza en salto de cama: es igual de previsible, pero más divertido… Cristina Pedroche o Sandra Sabatés en su defecto, me vale…
¿Qué nos iba a decir el Rey que no supiéramos ya…? ¿Algo que el gobierno no supiera, quizá…? ¿Algo que solo supiera Francisco Marhuenda…?
La realidad de España es la misma hoy que ayer que el mismo día del año pasado: paro, pobreza, política barata, política ficción y estupidez patronal y eclesiástica…