He escogido algunas de entre los miles de opiniones sobre política que se pueden encontrar, convertidas muchas de ellas en proverbios o refranes, las cuales creo que expresan el sentimiento popular al respecto; no tanto de la propia política, sino de los políticos que la prostituyen.
De todas ellas, es la de Platón la que mejor lo expresa:
“El precio de desentenderse de la política es el de ser gobernado por los peores hombres.”
Y su idea de que el estado debe dedicarse en buena medida a educar a los futuros gobernantes, para que gobiernen de forma sabia y usando la razón.
“Hasta que los filósofos gobiernen como reyes o, aquellos que ahora son llamados reyes y los dirigentes o líderes, puedan filosofar debidamente, es decir, hasta tanto el poder político y el filosófico concuerden, mientras que las diferentes naturalezas busquen solo uno solo de estos poderes exclusivamente, las ciudades no tendrán paz, ni tampoco la raza humana en general.”
De lo anterior, es verdad, se echa en falta la Democracia para que tenga validez en los tiempos que corren, porque no por ser el más inteligente ni el más preparado ni el más justo, un gobernante ha de haber tenido que ser elegido por el pueblo en unas elecciones democráticas; al contrario, bien pudiera ser que hubiera usado su sabiduría y poder de razonamiento como armas para imponerse a sí mismo en el gobierno. De esto último existen casos bastante recientes en la historia de la humanidad, que han provocado muerte y desolación, por la locura de un solo hombre infectada en las mentes de sus conciudadanos como si de un vulgar virus de la gripe se tratara…
Es aquí donde entra en juego la buena política, es decir, donde el político se convierte en un hombre de estado, como dijo Winston Churchill:
«El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones.»
Pero, por desgracia, los estadistas no abundan en nuestros días, y menos si cumplen con alguna de las dos siguientes afirmaciones:
La política es un acto de equilibrio entre la gente que quiere entrar y aquellos que no quieren salir.
Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo católico francés y escritor.
Un hombre de Estado es el que se pasa la mitad de su vida haciendo leyes, y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas.
Noel Clarasó (1905-1985) Escritor español.
Y es que, bajo mi punto de vista, esta vez, hay que aunar la Democracia con el sentido de estado, precisamente en el sentido del bien común, del bien general y de la búsqueda de la felicidad compartida entre todos los componentes del estado y no solo del interés económico propiciado por las teorías liberales, por poner un caso, en las que prima el déficit público sobre el bienestar de las personas…
Políticas neo liberales que tanto daño nos han hecho a los españoles en los últimos cuatro años de gobierno del señor Mariano Rajoy y del Partido Popular; y que, pasadas las elecciones del 20 de diciembre de 2015, van a mutar en otras diferentes, dependiendo de los intereses partidistas de unos políticos fuera de la definición de Winston Churchill.
A este respecto, recuerdo el comentario que hizo en Twitter, Juan Rallo, separando el liberalismo de la Democracia:
“El estado no tiene autoridad política.”
“No debe confundirse liberalismo con democracia (gobierno de la mayoría).”
El hecho de alcanzar el poder por medios democráticos, deriva de la proposición de unos objetivos y de la intención leal de llevarlos a cabo a la mayor brevedad posible. Deriva, por tanto, de un contrato vinculante en lo ético, aunque la mayoría de los políticos no cumplan los requisitos mínimos propuestos por Platón…
Por lo tanto, el estado sí tiene autoridad política, porque es la que le confieren los ciudadanos que lo integran…
Y en lo que se refiere a los principios de libertad, propiedad y de contratos, no creo que el estado sea una empresa ni que este tenga que delegar ni un solo átomo de la soberanía popular en los intereses egoístas de unos pocos privilegiados…
El objetivo de la buena política es el de hacer efectivas las promesas electorales actuales con la misma diligencia con que se cumplieron las anteriores…