A veces pienso que el señor Rajoy no se pone todas las neuronas cuando se levanta a las siete de la mañana para irse a bracear mientras hace ejercicio con las máquinas de su gimnasio. Y, puesto que dejó los puros – puede que desde que no se los regalan – y el orujo no creo que sea el problema, porque lo tomará casero – ilegal – pero del bueno; lo mismo va a ser que no le van a echar ni va a dimitir por su bagaje político, sino porque se le echa encima la edad…
Cierto es que esto no es nuevo, sus atascamientos mentales son varios y tanto o más apoteósicos que el último en plan John Connor pasaíto de JB, pero tiene otras perlas menos conocidas y más graves que los despistes meramente graciosos:
Como el artículo que escribió en El Faro de Vigo sobre el libro La envidia igualitaria, y que a buen seguro no escribió al vuelo, sino que lo meditó para asegurarse de decir lo que quería que sus lectores «leyeran».
En fin, que al Presidente en funciones no se le rebelan las máquinas, como en Terminator, pero la lengua le pierde el aceite quemado que rezuma de su cerebro racista…