Muy señores míos, no tengo ni el gusto ni el disgusto de conocer en persona a ninguno de ustedes y seguramente ustedes puedan decir lo mismo de mí; aunque no creo que importe grandemente.
El club Bilderberg
En la legislación de la mayoría de países están tipificados como delitos todos aquellos actos destinados a cambiar el valor de las cosas, así como las reuniones de personas con intención delictiva.
En España: artículos 281 y 284 de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal.
No quiero decir con esto que yo crea que esa es su intención – que lo pienso – porque no se pueden realizar acusaciones sin pruebas, también es delito; pero eso ustedes ya lo saben, no en vano dichas leyes son aprobadas con su beneplácito.
Estarán conmigo en que sus reuniones pintan mal: A la chita callando, en hoteles de lujo, arrastrando a la policía del lugar como sus guardaespaldas personales y conculcando los derechos de sus habitantes con cortes de carretera y otras actuaciones policiales que la gente ni se imagina. – La inviolabilidad del domicilio solo es una frase legal, pero como ustedes habitan justo en la linde, pues…
De todos modos, y habida cuenta que en la cima de la pirámide conspirativa de internet se hallan ustedes y que parece ser que incluso ponen y quitan a jefes de estado: Clinton u Obama;
me gustaría que tomasen en consideración mi petición de formar parte de su club, el club Bilderberg, con todos los derechos y deberes, y de no cumplir los requisitos mínimos para ello hiciesen todo lo necesario para que los cumpla.
– Es de bien nacidos ser agradecidos, ¿no?.
Francisco Javier Fernández, un cero de izquierdas…