Los talibanes han sacado al mercado una nueva hornada de asustadores profesionales para que la franquicia vuelva a ponerse en marcha sobre las mujeres y las niñas afganas, aterrorizándolas tanto en sus sueños como cuando estén despiertas; que será la mayor parte del día y de la noche, porque dudo mucho que sean capaces de dormir tranquilas con el horror que se les avecina de nuevo.
Por otro lado, la franquicia de la heroína se expandirá más y más, como antaño, hasta que el gobierno de Estados Unidos caiga en la cuenta de nuevo de que su seguridad interna está muy lejos de sus fronteras, y de que, si su entrada en Afganistán se produjo por motivos de orgullo, esta vez se producirá por la más pura de las vergüenzas: la de ver reflejado en sus retinas el terror expresado en los ojos de las mujeres y niñas afganas, dejadas de la mano de Dios y del tío Sam, como le diría, supongo, el general Douglas McArthur a uno de sus aliados filipinos, comandante herido e integrante de los malditos bastardos de Batán…
Talibanes
Que los talibanes son unos monstruos salidos del mismísimo infierno por las puertas de Mordor lo sé yo, lo sabes tú y también lo saben los políticos de las potencias mundiales, solo que ellos actúan por motivos económicos y nada más: otro gallo les cantaría a las afganas si los puñeteros neo liberales vieran el negocio en el hecho de asegurar su libertad y bien estar, pero allí ni siquiera hay petróleo, que también es mala suerte para ellas, solo hay amapolas y miserables…