Vacío

Vacío

El espacio vacío que predomina en el universo me resulta tan abrumador como inquietante, dada su inmensidad, como un abismo tenebroso del que no se alcanzan a ver ni su fondo ni su forma. Y, aunque mi mente no resulta ser una herramienta adecuada para visualizarlo con la más mínima claridad, en mi imaginación lo veo como un conjunto vacío matemático que a pesar de no contener cosa alguna existe con entidad propia, definida y diferente de cualquier otra…

Está claro que lo que conozco como espacio vacío desde que me lo enseñaron en la escuela, no es más que una ilusión para que la mente humana lo pueda admitir como algo real y “tangible”.
Todo aquello que me rodea, visible o no, tangible o no, ocupa su pequeña porción de espacio propio: ya sean átomos y moléculas, fotones de luz visible o de emisiones electromagnéticas de frecuencias inimaginables o la propia gravedad, que todo lo puede y limita, pero que admite las más variadas interpretaciones a sus efectos, incompatibles entre sí, por ahora: relatividad y mecánica cuántica, pero unidas por alguna misteriosa variable oculta que algún día conoceré cuando alguna otra mente mejor dotada que la mía las unifique por fin.

Por lo tanto, ya que cada “cosa” ocupa su lugar en el universo, el espacio vacío al que me refiero no es ese vacío en el que habita La Nada.

El abismo

Ya en las antiguas civilizaciones, como la romana, por ejemplo, creían que el mundo tenía un final de lo más abrupto, que estaba limitado por un terrorífico abismo, como el de Finisterre en Galicia, del que no se podía regresar en el infortunado caso de caer en él.

VacíoTambién Hollywood ha dejado su maravilloso granito de arena con la película: “Los dioses deben estar locos”, del año 1980, en la que un gran abismo delimita el mundo de unos pigmeos africanos, pero que más allá de atemorizarlos les sirve como válvula de escape para deshacerse de aquello que resulta nocivo para ellos: desde luego que la botella de Coca-Cola no va a regresar una vez arrojada hacia las fauces del abismo salvador…

 

VacíoY, por supuesto, no podía faltar la más moderna versión que incluye un fabuloso glaciar rodeando a La Tierra, que es plana, por cierto, el cual impide que el aire que nos acuna en el fondo de este océano gaseoso en el que vivimos pueda escapar por los costados planetarios hacia ese abismo frío y oscuro que se abalanzaría sobre todo lo que conocemos, si no.

Un muro de hielo que están ocultando en un malévolo complot internacional los incontables pilotos comerciales y militares; navegantes marinos, civiles y militares también, astronautas del eje del bien y del mal; y todos aquellos que han empotrado sus naves contra él desde el inicio de la navegación y han vuelto para contarlo…Vacío

Vacío

En la inmensidad del universo que me rodea, con sus inconmensurables distancias, y su apabullante ancianidad, no existe la más mínima porción de espacio que no cumpla con la idea inicial de que todo ocupa su lugar, por lo tanto, el vacío en el que La Nada habita ha de estar fuera de sus límites, justo allí donde el fotón más «viejo» va ocupando su lugar a medida que avanza y «envejece» con el propio universo. Y si envejece es porque la “idea” del tiempo viaja con él, ya que si este discurriera delante del fotón sería incompatible con la idea de que La Nada habita en el vacío mismo y nada de lo dicho con anterioridad tendría sentido entonces…

Vacío

Ahora bien, resulta obvio que el vacío no puede tener medida, puesto que nada contiene ni puede contener por mis suposiciones, pero, entonces: ¿cuál es la pregunta correcta en este punto? No creo que sea cuál es su magnitud, porque eso no parece tener sentido, cuál es su longevidad tampoco puede ser. Solo me queda una posibilidad: ¿cuál es su límite? Puesto que no puede tener dimensiones, ¿dónde se halla la frontera entre el universo y La Nada? Pienso que no tiene sentido el término frontera, porque implica un lugar, una posición, lo que entra en colisión con la idea de vacío que yo tengo presente.

La Nada forma parte indivisible del propio universo, como el caparazón de una tortuga, ella podría vivir si él, oculta en algún lugar seguro, pero no podría sobrevivir en la naturaleza más que por un breve espacio de tiempo.

Conclusión:

Por todo lo anterior, deduzco que el vacío solo existe en la “frontera” donde el universo se expande, y esto implica una sola cosa:

No existe ningún espacio, por diminuto que sea, que no esté siendo ocupado por el universo.

Si tengo razón o estoy totalmente equivocado nunca lo sabré, pero es bien cierto que, como al gato de Schrodinger, solo un diminuto cambio cuántico me dará o quitará la razón…