Existe en el universo un lugar pequeñito, tan diminuto, tan diminuto, tan diminuto, que resulta ser irreductible de lo pequeñito que es. Tan pequeño es, que la versión adverbial de infinito aplicada a su pequeñez resulta grande a su vez.
Y, a pesar de ello y de que no lo podemos ver, contiene todo lo que debe contener.
Dedicado a la memoria de todas aquellas personas que han sufrido la barbarie y la sinrazón de un monstruo sanguinario, así como a la de aquellas otras que aún la sufren…
Espero que Vladimir Putin vea sus caras cada vez que cierra los ojos para intentar dormir.